lunes, 11 de junio de 2012

HORROR... SOY COMO UN COCHE TUNEADO


Hola, hallo, hello, ciao y todos los demás saludos que se os ocurran...

Aquí estoy... de vuelta, tras una "escapada" de fin de semana a Berlín.
Y sí, me ha encantado. 100% recomendable. Ciudad cosmopolita donde las haya. Y bastante gente en las calles, aunque poco tráfico la verdad... Y pocos pasos de peatones... Allí te pones a cruzar por donde puedas y...¡sálvese quien pueda!
Eso sí, corriendo... evitando ser arrollada por el vehículo de moda: ¡la bicicleta!

Porque sí... Berlín y Potsdam son ciudades ideales para sacar la bicicleta y ponerse a pedalear...
Y si no sois ciclistas (como es mi caso) pues toca caminar, caminar y caminar... Así hasta el infinito y más allá...
En Berlín caminé pero en Potsdam (segunda parada de mi escapadita), casi me muero!!!! Eso sí... me van a elegir la turista del año... Me he recorrido CASI todo... Soy una campeona :)
Pero no es preocupéis, aunque físicamente muerta... hay Lady Maña para rato... y es que a pesar de tener hoy las piernas como bloques de cemento, de momento, el cerebro me sigue funcionando... (y eso que hoy me he levantado a la maravillosa hora de las 4:30 para coger el vuelo de regreso a la vida cotidiana...Y creo que ese refrán que dice "a quien madruga Dios le ayuda"; pues no es siempre aplicable...más bien un timo.)

Bicileta. Os preguntaréis... ¿y por qué esta mujer no alquiló una y se fue por ahí de turismo?
Fácil, esto se remonta a mi tierna infancia... y no, no hay un trauma ni nada por el estilo sino que mi pobre padre, paciente él donde los haya, decidió llevarme a aprender a montar en bici. Lo normal...
Iba yo ya cogiendo soltura, algo de velocidad cuando no sé por qué, me dio por girar la cabeza para ver un campo de maizales preciosos a mi vera y claro, cabeza girada, dirección del manillar girada también.
Conclusión: la lady espatarrada en mitad del campo con bicicleta incluida...
Pero para darle más alegría y emoción al momento, el campo estaba recién regado así que acabé de barro hasta las orejas.
Tras llegar a casa y recibir la reprimenda de la madre (no sé quién recibió más bronca, si mi santo padre o yo), pues directa a la bañera con jabón de tajo y frotaciones varias de tan delicado jabón...

Así que decidí que la bicicleta no era para mí... y que puestos ya, esperaría a cumplir los 18 para ponerme a conducir a lo Fernando Alonso, pero ya un cuatro ruedas.
Y volviendo a mi estancia en Alemania y salvando el medio de transporte (que salvo algún metro suelto) fue básicamente, mi par de piernas... Os confieso algo que me ha "traumatizado".

Queridos lectores: he descubierto con HORROR... Una gran verdad...
Soy como un coche tuneado...
Por fuera me ves fuerte, algo cachitas por ir al gimnasio casi diariamente... pero en el fondo...
Pues eso, como los coches tuneados...¡no valgo un pimiento!
Nada, no me ha servido de nada ir al gimnasio este último año y meterme las palizas que me meto!!
Tengo más agujetas que pinchos tiene un erizo...
Pero si hay músculos en las piernas que no sabía que existían!!
Aunque claro, no voy a echar toda la culpa al gimnasio... También el calzado es importante...
Salvo por la noche que me "adecentaba" más y me calzaba zapatitos, el resto del día...¡en zapatillas!
Pero nada, zapatillas con poca suela con lo cual... ¡como si fuera descalza todo el día!!!
Así que ahora, parezco herida de guerra, cojeo, me duelen los tobillos... En fin, como una peregrina del camino de Santiago pero en vez de camino religioso, habiendo hecho el camino de la cerveza...

Tras esta experiencia no sé si replantearme el tema de aprender a montar en bicicleta o plantearme abandonar el gimnasio...
Al gimnasio... pues sí, habrá que seguir yendo... porque el tuneo si no se cuida... ya se sabe.
Y sinceramente, ¡lo que me faltaba! si encima de poco fuelle, me quedo fofita, ¡perfecta!
Nada, como conclusión, creo que tendré que empaparme un verano más de los entrañables capítulos de la serie "Verano azul" y quien sabe si siguiendo el ejemplo del Pirañita pueda llegar a tener un gran manejo de las dos ruedas.

Eso sí, aprendiendo la lección básica número 1: nunca jamás gires la cabeza y el manillar a la vez.
Y quién sabe... ¡quizás en mi próximo viaje a Berlín vaya motorizada sobre dos ruedas!
Y sinceramente, espero que el "tuneo" del gimnasio sirva para algo más que para lucir cachita...

AMEN


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